Francesc Pedró Garcia
Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC)
10.4438/1988-592X-RE-2023-400-569
Los estudios comparativos internacionales en educación son considerados por sus proponentes fuentes relevantes de evidencia para la mejora de las políticas públicas en educación y son, con frecuencia, referenciados por los decisores políticos. Sin embargo, el aumento de evidencias comparativas, singularmente gracias al Programa PISA de la OECD, no parece haberse traducido en mejoras significativas en la calidad de las políticas educativas pues son relativamente pocos los países que han mejorado sus resultados. La tradición de análisis de políticas públicas permite arrojar luz sobre las dificultades principales con las que tropiezan los estudios comparativos para ser utilizados apropiadamente en el proceso de formulación de políticas públicas. Desde esta perspectiva, se analizan tres de ellas: la naturaleza perversa de los problemas educativos a los que se intenta dar respuesta; las barreras de comunicación entre los investigadores y productores de evidencias y los decisores políticos, además de problemas de capacidad de manejar las evidencias por parte de estos últimos; y, finalmente, la brecha de implementación. Su análisis se completa con unas consideraciones finales acerca de cómo mejorar el diálogo entre la ciencia política y las políticas públicas en educación.
educación comparada, estudios comparativos, política educativa, evidencias, ciencia política, políticas públicas.
International comparative studies in education are considered by their proponents as relevant sources of evidence for the improvement of public policies in education and are frequently referenced by policy makers. However, the increase in comparative evidence, especially thanks to the OECD's PISA program, does not seem to have translated into significant improvements in the quality of educational policies, as relatively few countries have improved their results. The tradition of public policy analysis sheds light on the main difficulties encountered by comparative studies to be used appropriately in the public policy formulation process. From this perspective, three of these barriers are analyzed: the perverse nature of the educational problems to which we are trying to respond; the communication barriers between researchers and producers of evidence and policy makers, as well as problems of the latter's capacity to handle the evidence; and, finally, the implementation gap. The analysis of these three barriers is completed with some final considerations on how to improve the dialogue between political science and public policy making in education.
comparative education, comparative studies, education policy, evidence, political science, public policies.