23/12/2025
Actualidad
Los bibliotecarios sabemos que muchas de nuestras tareas diarias son claves para proteger el patrimonio documental del deterioro, tanto desde su almacenamiento como en su puesta a disposición, pasando por el tratamiento técnico que se hace de él. La teoría al respecto es muy amplia y tiene en cuenta múltiples aspectos englobados en dos grandes facetas: la conservación preventiva por un lado y la restauración de los propios documentos por otro. Sin embargo, en las bibliotecas pequeñas a menudo toda esa teoría se da de frente con la realidad. Los aspectos económicos y los medios materiales y humanos para llevar a cabo esta tarea no son a menudo ni los esperados ni los deseables.
Por ello, en la Biblioteca de Educación organizamos hace unas semanas un curso adaptado a nuestras necesidades y nuestros medios y con ello, intentamos mejorar este aspecto de nuestro trabajo. Tuvimos la suerte de contar con los compañeros del Instituto del Patrimonio Cultural, Mónica Sánchez Araujo y Arsenio Sánchez Hernámperez como profesores. Ellos nos mostraron qué camino seguir a la hora de abordar la prevención de los daños, así como las técnicas para reparar aquellos problemas que tenemos a nuestro alcance abordar.
En cuanto a la conservación preventiva, siempre es posible (y necesario) hacer una evaluación de los riesgos a los que nos enfrentamos. Incluye el control de las condiciones ambientales (temperatura y humedad), la prevención de plagas, la limpieza regular y el uso de materiales y mobiliario adecuados. También implica establecer normas de uso y manipulación correcta para los usuarios y el personal.
Por otro lado, hay que considerar que la digitalización de los documentos también juega un papel muy importante. A veces con medios del propio centro o a veces con la cooperación de empresas externas o la participación en determinados proyectos, las bibliotecas han conseguido poner a disposición muchos materiales a mismo tiempo que se reduce su manipulación física.
Pero la parte central de nuestro curso recogía las pequeñas intervenciones que son asequibles dentro del trabajo diario de una biblioteca pequeña.
Aprendimos que el primer paso para cualquier intervención es una limpieza adecuada: con brochas de pelo suave, gomas blandas o esponjas de humo. Es importante eliminar también materiales dañinos siempre utilizando herramientas no afiladas. Las grapas, cuyo efecto todos conocemos con el paso del tiempo, pueden sustituirse por otros sistemas de sujeción menos agresivos como clips antioxidables o la realización de un sencillo cosido con hilo de algodón.
Muchos de los materiales necesitan encuadernaciones que les protejan, o bien por su antigüedad, por la delicadeza del material, o por su estado de conservación. Para ello, es posible confeccionar unas cajas de conservación hechas a medida: estuches de protección realizados con materiales inocuos, como el cartón de conservación y en algunos casos, ayudándonos de balduque blanco.
Ante los rasgados o lomos despegados, se puede actuar, siempre con mesura, usando adhesivos no agresivos y en pequeñas zonas con cintas autoadhesivas adecuadas, tipo Filmoplast P. La máxima “menos es más” debe ser siempre la guía de nuestra actuación.
Finalmente, habría que tener en cuenta no incrementar el daño y sustituir, en la medida de lo posible, los tejuelos pegados por otros sistemas como los tejuelos colgantes, al menos en lo que a fondo antiguo se refiere.
La última parte del curso se dedicó al plan de salvaguarda de la colección. Su propósito es identificar las amenazas que puedan afectar a nuestros fondos (incendios, inundaciones, deterioros, robos) y a raíz de ello, estudiar y proponer medidas que nos ayuden a minimizar los daños en caso de producirse. Un aspecto a destacar y que se engloba dentro del mismo plan es la jerarquización de colecciones para su evacuación. Todo ello, debe estar adaptado a las condiciones de nuestra biblioteca.
Todos sabemos que la conservación de nuestras obras en adecuadas condiciones exige un buen conocimiento de los elementos que las constituyen, su naturaleza y estructura, las diversas causas existentes de deterioro y su control. Profundizar en la formación en este ámbito nos permite, como profesionales, actuar con la mayor corrección posible para preservar la integridad física de los materiales que custodiamos y alargar su supervivencia.
Bibliografía recomendada:
Conservación preventiva y plan de gestión de desastres en archivos y bibliotecas
. --Ministerio de Cultura, Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación, 2010
Conservación y restauración de material cultural en archivos y bibliotecas / José Vergara Peris
. – Generalitat Valenciana, Conselleria de Cultura, Educació i Esport, 2006.
Preservación y restauración básica de libros en bibliotecas : curso dirigido a los empleados de la Biblioteca Central de la Universidad Politécnica de Valencia
/ Salvador Mut Pardo, Chelo Genovés Peris. – Valencia: Bibliopegus, 2006
La reparación de los libros
. – México D.F.: Conaculta, 2022